La Asociación Americana de Dermatología (AAD) recomienda usar protector solar a diario. Harvard señala que el 95% de la radiación UV que llega a la piel es luz ultravioleta A (UVA), que es la principal responsable de los efectos crónicos como el fotoenvejecimiento, las arrugas y las manchas de la edad.

Durante el verano, la luz solar es más intensa y el uso de protector solar se vuelve obligatorio en la playa. La exposición al sol puede provocar daños en la piel a corto y largo plazo, que incluyen quemaduras solares, signos de envejecimiento e incluso cáncer de piel.

  • Aplique la crema antes de salir de casa, unos 30 minutos previos a la exposición solar.
  • Extiéndala de forma uniforme y sé generoso, la cantidad de crema recomendada es de 2mg/cm2, lo que equivale a 6 cucharadas de café para un adulto de talla media.
  • No olvide aplicar la crema en ninguna zona del cuerpo, las orejas y los empeines suelen pasar desapercibidos. 
  • Utiliza factor de protección solar (SFP) por encima de 30 y que proteja frente a las radiaciones UVA y UVB. 
  • No olvide renovar tu crema cada cada 2 horas y siempre que realice un baño prolongado y/o secado con toalla. En niños aplique la crema con mayor frecuencia especialmente si juegan de forma continua en el agua.
  • No baje la guardia los días nublados, las radiaciones solares atraviesan las nubes.
  • Las cremas solares tienen caducidad. No se recomienda usarlas en la siguiente temporada de verano ya que han estado expuestas a altas temperaturas, lo que no garantiza su capacidad de protección. Podemos consultar el período de utilización recomendado tras su apertura que figura en el dibujo en forma de tarro abierto que suele estar en el reverso del envase.
  • No es recomendable aplicar ningún fotoprotector de forma regular en niños menores de 6 meses. Mejor evitar la exposición solar directa.
Fuente: Dr. Adrián Guillen/Consultor y auditor médico para empresas de seguros/ Especialidad Medicina General.